jueves, 7 de junio de 2012

REFLEXIÓN


“Un grito desesperado”, es una novela que ha sido definida como “de superación familiar”.
A través de ella, Cuauhtémoc Sánchez intenta ayudar a aquellos que forman parte de un entorno conflictivo donde predomina la desintegración y los problemas se manifiestan a través del autoritarismo o la indiferencia, la rebeldía de los hijos, vicios de todo tipo o mediante las burlas entre hermanos, por citar sólo algunas situaciones.
Formar una familia es un desafío para el cual hay que tener madurez, conciencia, buenos sentimientos, paciencia y predisposición absoluta. Los padres siempre deberían tener en cuenta la responsabilidad asumida al aceptar traer hijos al mundo. Para crecer y desarrollarse como personas, ellos necesitan un entorno sólido, seguro y protector, pero jamás deberíamos perder de vista que son seres independientes que debemos respetar.
Cuando algo falla en el ambiente familiar, la comunicación no es fluida, el amor no se demuestra como corresponde, los límites no existen y los padres ven a sus descendientes como una carga pesada que deben cargar sobre sus espaldas, comienzan a surgir una serie de indicios que, de no interpretarlos a tiempo, pueden llegar a tener consecuencias graves e, incluso, irreversibles.
“Un grito desesperado” puede ser considerada como una historia de ficción pero, si el lector tiene sus sentidos en alerta y voluntad para el análisis y la reflexión, el relato puede llegar a inspirar cambios positivos en la vida real.

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